lunes, 18 de octubre de 2010

LA REDOTA

Fenómeno único en la Historia de los pueblos americanos
Conmoción emocional colectiva, enraizada en la vocación indestructible de libertad que vibraba en los pechos de nuestros gauchos. Y también,  en esta ocasión, de quienes no lo eran. Dignidad y coraje que trascendió las razas, los sexos y las culturas, para resolverse en un gran abrazo de amargura, a la vez que de esperanza y rebeldía
Indómitos, y resueltos a padecer las mayores  privaciones, sin calibrar las consecuencias de su resolución, negros y blancos, viejos y jóvenes, mujeres y niños y por esta única vez, indios, charrúas, minuanos, y tapes, todos mezclados  en un haz, alrededor de su Conductor, iniciaron esa marcha, que nominaron  LA REDOTA

ETAPAS PRINCIPALES DEL EXODO

I- CERRITO (Peñarol)  Etapa desde Montevideo al Rio Santa Lucía

.- SAN JUAN BAUTISTA   del l2 al l4 de octubre de 1811

II.-Del 14 al l8 de octubre Cruce  del Río Santa Lucía

III.- del 18 al 19 de octubre Del Río Santa Lucía al Rio San José SAN JOSÉ

IV.- Del 20 al 24 de octubre  Estacionamiento y Cruce del Rio San José

V.- Del 24 al 29 de octubre Rio San José a  Puntas del ARROYO GRANDE

VI.-Del 30 al 3l de octubre De Puntas del Arroyo Grande a Puntas del MONZÓN

VII.-Del 1 al 2 de noviembre. De Puntas del Monzón al  Arroyo Perdido PASO DEL  RINCÓN
                                                                                                                     
VIII.- Del 3 al 4 de noviembre  Del Arroyo Perdido a Puntas del ARROYO COLOLÓ
                                                                                                                       
  IX    Del 5 al 9 de noviembre de Puntas de Cololó  al Río Negro PASO DEL    YAPEPU

X.-Del 10 al 12 de noviembre, destinado al Cruce del Río

XI.- Del  l2 al 14 de noviembre  del Río Negro al Arroyo Negro  PASO DE LAS CADENAS  

XII .- Del 15 al 20 de Noviembre  Del Arroyo Negro a PAYSANDU
                                                                                                                          
XIII.- Del 21 al 25 de nov.  De Paysandú al Río Queguay  PASO DE LAS PIEDRAS

XIV- Del 26 al 30 de nov. Destinado al Cruce del Queguay

XV.- El 1 de diciembre del Rio Queguay al Quebracho Grande PASO DEL EMPEDRADO

XVI.-del 2 al 4 de diciembre  del Arroyo Quebracho al  Paso del Empedrado del CHAPICUY GRANDE

XVII.- Del 5 al 6 de diciembre del Chapicuy Grande al PASO DE LAS PIEDRAS DEL DAYMÁN

XVIII.- Del 7 al 8 de diciembre  destinado al cruce del río Daymán

XIX.- Del 9 al l0 de diciembre   Del Río Daymán a los Arroyos SAN ANTONIO CHICO Y GRANFDE  PASO REAL 
.- TRAVESIA DEL RIO URUGUAY.- por Salto Chico y Arroyo San Antonio

miércoles, 6 de octubre de 2010

LA REDOTA.

Éxodo Oriental
De Wikipedia, la enciclopedia libre

Óleo de Melchor Méndez Magariños representando el Éxodo del pueblo oriental.


Se denomina éxodo oriental o éxodo del pueblo oriental a la emigración colectiva de habitantes de la Banda Oriental que siguió a José Gervasio Artigas hasta el Salto Chico (actual ciudad argentina de Concordia) después del armisticio de octubre de 1811. Los protagonistas denominaron "la redota" a la marcha, palabra que no figura en el Diccionario de la Real Academia Española y que se originó al ser mal pronunciado el vocablo "derrota".[1] El término "éxodo" fue puesto por el historiador Clemente Fregeiro en 1883.
Se le considera uno de los hechos centrales y primogénitos en la formación del sentimiento nacionalista uruguayo, una especie de conciencia prefigurada de ser un pueblo “distinto” o “diferente”, al porteño, al español y a cualquier otro, por eso se le considera al hecho de la Redota, como fermental para el nacimiento de la “orientalidad”.
Causa
Luego de producidos los levantamientos rebeldes en la Banda Oriental, como el acaecido en Casablanca, actual departamento de Paysandú, el gobernador español de Montevideo, Francisco Javier de Elío, decidió declararle la guerra a la Primera Junta el 18 de febrero. Luego de esto Pedro Viera y Venancio Benavídez se sublevaron contra los españoles y a orillas del arroyo Asencio, en el actual departamento de Soriano, y se proclamaron a favor del gobierno revolucionario de Buenos Aires, tratando de luchar por él, para extender sus dominios revolucionarios hacia la Banda Oriental.
Luego de este hecho, llamado Grito de Asencio, se produjo un hecho generalizado de sublevaciones por todo el territorio de la Banda Oriental (toma de Mercedes, sublevaciones en Durazno, Tacuarembó, Casupuá etc.), en respuesta a estas acciones subversivas los españoles se enfrentaron en tres oportunidades con los orientales, una escaramuza en el Paso del Rey, la toma de San José y la Batalla de las Piedras, perdiendo los españoles las tres veces seguidas, y viéndose obligados por ende a replegarse hacia Montevideo, dejando así toda la campaña y casi toda la totalidad de la Banda Oriental en manos de los revolucionarios. Debido a esto los revolucionarios orientales decidieron implantar un sitio en Montevideo, apoyados en gran medida por tropas revolucionarias de la Junta de Buenos Aires. A estos reveses respondió Francisco Javier de Elío con energía; extremó la represión interna en la ciudad de Montevideo, expulsando a 31 familias, y a los franciscanos por sospechar simpatías con los revolucionarios, también bloqueo el puerto de Buenos Aires y autorizó a las tropas portuguesas que comandaba Diego de Souza, instaladas en la frontera, a invadir el territorio, los portugueses ocuparon sucesivamente Melo, la fortaleza de Santa Teresa, Rocha y Maldonado.
Ante esta situación, el gobierno de Buenos Aires, a cargo de la Junta Grande hasta el 23 de septiembre, cuando se instaló el Primer Triunvirato, tomó contacto con Francisco Javier de Elío en procura de lograr un armisticio que le permitiera emplear sus recursos militares en zonas más peligrosas y de mayor importancia estratégica (el Alto Perú). La idea era dejar todo el territorio oriental en poder de Francisco Javier de Elío, que se comprometía en reciprocidad a levantar el bloqueo naval de Buenos Aires y no tomar medidas de represalia contra quienes hubieran luchado en su contra. Los portugueses, por su parte, debían retirarse. Las negociaciones fueron largas, pero fructificaron gracias al apoyo del embajador español en Río de Janeiro, marques de Casa Irujo, y el ministro inglés lord Strangford, interesado, de acuerdo con la política británica, en la paz que habilitaba el comercio y en evitar conflictos con aliados españoles en la lucha anti-napoleónica. También un sector de la opinión montevideana (representado por el Cabildo y los llamados “moderados” en oposición a los “empecinados” que lideraban Diego Ponce de León, sargento mayor de la plaza, y el propio Elío). Los principales adversarios de estas negociaciones, como era de esperar, los orientales, que eran abandonados en manos del enemigo. En la lucha por evitar esa entrega comenzó a conformarse la conciencia de orientalidad.
Luego de varias negociaciones con delegados de Buenos Aires (Funes, Juan José Paso, Manuel de Sarratea y otros), realizadas en la panadería del Vidal, la primera asamblea del pueblo oriental. Los delegados del gobierno dieron sus razones para firmar el armisticio y garantizaron que los vecinos no sufrirían represalias, pero estos se manifestaron radicalmente contrarios a la medida proyectada y afirmaron que estaban dispuestos a continuar la lucha por sí mismos. Luego se celebró el 10 de octubre, en un paraje conocido como la quinta (o chacra) La Paraguaya, hubo una segunda reunión de vecinos con José Julián Pérez, representante del Triunvirato en las negociaciones con Francisco Javier de Elío. Pese a que éste prometió “toda clase de socorros”, la opinión unánime no cambió: los orientales se comprometían a mantener el sitio por sus propios medios, comandados por Artigas. Finalmente, el armisticio se celebró el 20 de octubre. Artigas, que había sido nombrado Teniente Gobernador Justicia Mayor y Capitán del Departamento de Yapeyú, inició la retirada ese mismo día. El 23 de octubre, a orillas del río San José, tuvo lugar una reunión o asamblea espontánea de los orientales que se hallaban incorporados al sitio, que revistió extraordinaria importancia en la constitución de un sentimiento nacionalista uruguayo. En esa ocasión Artigas comunicó a los asistentes la ratificación del armisticio y su decisión de acatarlo y retirarse hacia el norte. En medio del dolor y la desazón, todos proclamaron entonces la voluntad de no abandonar las armas y reemprender la lucha cuando fuese posible. La segunda resolución no se expresó con palabras, sino con un hecho colectivo: la emigración en pos de Artigas.
Suceso
En ese clima de frustración y derrota, en la que quedó de manifiesto la voluntad de los orientales de reanudar el combate apenas las circunstancias lo permitieran. De inmediato Artigas al frente de 3.000 soldados, retomó su camino hacia en Norte, y un alto número de civiles lo acompañó. El caudillo se opuso a esta emigración masiva en un principio, pero luego ordenó levantar un registro de las familias e individuos que lo seguían.
Protagonistas del suceso
“Veinticinco familias (sobre 880; el 3%) tienen muchos esclavos (más de cinco) y sus bienes promedian los 700 pesos por persona; allí están los Artigas – don Martín llevaba 3 carretas y 8 esclavos suyos -, Pablo Preafán, el padre de Rivera, con 7 carruajes y 16 esclavos (…); 130 familias (14%) tienen varios esclavos (hasta 5) y bienes que promedian los 125 pesos por persona; 450 familias (52%) llevaban un transporte con su mobiliario, sin tener esclavos (sus bienes promedian los 50 pesos; en la clase media, integrada por ‘ocupantes’ de tierras); 270 (31%) no tienen esclavos ni llevan transportes, carecen de bienes; se contabilizan en total 500 esclavos (el 12% de la población computada). Son cifras incompletas, pues Artigas advierte que no se computan, además de la tropa, ni los hombres ‘sueltos’ ni las familias que acampan distantes ni ‘los que van llegando””. Carlos Machado. En total el censo realizado por Artigas contabiliza un total de 4.435 personas y 846 carruajes, pero en opinión general de los historiadores al no contabilizarse los ejércitos, ni las personas que se sumaban al acontecimiento general en el camino (“los que van llegando”), ni demás, se llega a un número aproximado a las 16.000 personas o más.
Participaron personas de todas las clases sociales que se movían en las condiciones materiales más precarias.
“Cada día miro con admiración sus rasgos singulares de heroicidad y constancia; unos, quemando sus casas y los muebles que no podían conducir; otros, caminando leguas a pie (…); mujeres ancianas, viejos decrépitos, párvulos inocentes acompañan esta marcha, manifestando todos la mayor energía y resignación, en medio de todas las privaciones”.[2]

Rumbo y cronología del camino
1811
• 12 de octubre: se levanta el sitio a Montevideo.
• 14 de octubre: comienza el cruce del río Santa Lucía y se dirigen hacia San José.
• 23 de octubre: en el paso de la Arena, San José, Artigas se entera que Buenos Aires y los españoles firmaron la paz, por lo que el territorio de la Banda Oriental vuelve a jurisdicción española. Decide marcharse y buena parte de la población oriental lo acompaña al exilio.
• 30 de octubre: cruzan en arroyo Grande (actual límite entre los departamentos de Soriano y Flores).
• 2 de noviembre: cruzan arroyo Perdido (departamento de Soriano).
• 3 de noviembre: cruzan arroyo Cololó (departamento de Soriano)
• 11 al 13 de noviembre: vadean el río Negro en el Paso del Yapeyú.
• 14 de noviembre: llegan al cuartel general en arroyo Negro (actual límite entre los departamentos de Río Negro y Paysandú).
• 24 de noviembre: llegan a Paysandú.
• 1 de diciembre: acampan a orillas del arroyo Quebracho (departamento de Paysandú).
• 3 de diciembre: cruzan el arroyo Chapicuy (departamento de Paysandú).
• 7 de diciembre: cruzan el río Daymán (límite entre los departamentos de Salto y Paysandú).
• 10 de diciembre: las familias inician el cruce del río Uruguay (Salto).
1812
• 10 de junio: Artigas instala su campamento en el Ayuí (Entre Ríos).
Entre el 11 y 13 de noviembre la caravana (que se extendía 50 km, según algunas fuentes) cruzó el arroyo Yapeyú (aguas abajo de la actual represa de Palmar); hacia el 15 de noviembre estaban en Paysandú, de donde partieron el 21; el 7 de diciembre llegaron al río Daymán y el 10 iniciaron el cruce del río Uruguay por el Salto Chico, en una empresa particularmente dura y sacrificada. Ya en territorio de Entre Ríos, actual Argentina, permanecieron acampados hasta abril y luego se instalaron en la desembocadura del arroyo Ayuí Grande. Allí permanecieron, bajo la protección de Artigas, hasta el mes de septiembre de 1812, cuando se reanudó el sitio de Montevideo y el caudillo regresó a la Banda Oriental. Los historiadores anti-artiguistas han minimizado el hecho y afirmado que Artigas obligó a la gente a seguirlo, pero no hay indicios siquiera mínimos de que haya sido así.
La llamada Primera Independencia y el sentido del suceso para la futura Identidad Oriental
Sobre la independencia del Uruguay hay dos teorías básicas: la que sostiene que se produjo como consecuencia lógica de un proceso diferenciador anterior y por voluntad colectiva de su pueblo, y la que considera que fue un producto circunstancial de una determinada coyuntura histórica, una creación artificial de Inglaterra confabulada con la clase dirigente de Montevideo, siempre opuesta al pueblo de la campaña oriental. La primera teoría de ellas tiene sus raíces esenciales en la “Redota”, según lo vieron algunos de los protagonistas del hecho. En un oficio librado al Cabildo de Buenos Aires el 27 de agosto de 1812 y firmado por los jefes de la división del ejército de Artigas, se decía:
Y entonces nosotros, en el goce de nuestro derecho primitivo, nos constituimos en la forma bajo todo los aspectos legales y juramos continuar la guerra hasta que los sucesos de ella solidacen en nuestro suelo una libertad rubricada ya con la sangre de nuestros conciudadanos […] allí, obligados por el tratado convencional de superior gobierno, quedó roto el lazo nunca expresó que ligo a el nuestra obediencia, y allí, sin darla al de Montevideo, celebramos el acto solemne, sacrosanto siempre, de una constitución social, erigiéndose una cabeza en la persona de nuestro dignísimo conciudadano José Artigas…”.[3]
Se habla aquí de “ruptura” de un lazo “nunca expreso” que acaba a los orientales a los gobiernos emergidos de Mayo, como consecuencia del “Tratado universal”, o sea, del armisticio que los había abandonado a voluntad de los españoles. Se afirma que ello no implica obediencia alguna al gobierno de Montevideo, y se termina reclamando con toda claridad que se habían celebrado el acto “solemne, sacrosanto siempre” de una “constitución social”. No significa esto, desde luego, que pudiera en el ánimo de aquellos hombres la creación de un país distinto: pero sí es evidente que se consideraban una realidad social aparte de la constituida por los unitarios de Buenos Aires, al igual que los provincianos que más tarde se les unirían a los orientales en la liga de los pueblos Libres. Una sociedad “constituida”, protagonista directa y voluntaria de su destino. Por ello, los historiadores clásicos llamaron a este período la Primera Independencia. Este hecho en sí, es de principal importancia, para un sector de la histografía uruguaya que promulga la importancia de la “orientalidad” para la futura independencia del país en 1828 y considera a este hecho como fermental para el nacimiento de ese sentimiento de “orientalidad”.
“La Redota llamaron sus protagonistas a este hecho medular. La “derrota” sin duda; no la derrota viril de las armas, sino la mas dolorosa de la decepción y la traición, Pero también “el derrotero”, el camino. El camino hacia una tierra lejana, refugio transitorio, respiro forzado y relativo de una lucha que apenas comenzaba. Hay quien ha definido a este episodio como un “gran miedo”, una suerte de huida masiva; se escapaba de la muy probable venganza de Elio y se buscaba la protección de las tropas armadas. Y algo de hubo, sin duda. Ello no quita ni grandeza ni importancia histórica a este hecho colectivo; el miedo, la rebeldía y el dolor constituyeron el caldo de cultivo en el cual se fue generando la conciencia de ser algo destino, un grupo de personas condenadas a sobrevivir o perecer todos juntos, por encima de distancias económicas, raciales y culturales. El sentimiento de “orientalidad” surgió sin duda de esta doliente coyuntura como consecuencia de la tristísima peripecia que les tocaba vivir. Enfrentados a los españoles, no podían sentirse tales; traicionados – así lo sentían – por el gobierno de Buenos Aires, no podían jamás considerarlo como propio. Definitivamente, eran otra cosa; eran los orientales”.[2]
Entre los emigrantes que seguían a Artigas viajaba un joven poeta llamado Bartolomé Hidalgo. Estas estrofas nacieron entre los tumbos de las carretas el llanto de los recién nacidos, y el dolor y la esperanza que campeaban en aquella caravana:
Orientales, la Patria peligra;
reunidos al Salto volad.
Libertad entonad en la marcha
Y al regreso decid libertad.
Referencias
1. ↑ Sylvia Puentes de Oyenard: Romance de la Redota
2. ↑ a b [ Libro “Orientales” tomo 1, de Lincoln Maztegui Casas]
3. ↑ [Libro “Orientales” tomo 1, de Lincoln Maztegui Casas]

La redota: Una historia de Artigas (largometraje).

La redota: Una historia de Artigas (largometraje).

La redota: Una historia de Artigas es el próximo largometraje del uruguayo César Charlone (Ciudad de Dios, El jardinero fiel, El baño del Papa, Ceguera). El filme -coescrito junto a Pablo Vierci (La sociedad de la nieve), y cuya estética claramente toma inspiración de los cuadros de Juan Manuel Blanes-, forma parte del proyecto Libertadores, una serie de películas basadas en distintos próceres latinoamericanos como Tiradentes, Hidalgo, Martí y San Martín. Dicha iniciativa surge en un momento clave: la celebración del Bicentenario de la Independencia de América Latina.
Si bien no se trata de un tradicional biopic sobre nuestro prócer nacional, La redota cala más hondo: es una búsqueda en paralelo de dos hombres tras uno, separada por el tiempo. Por un lado, en 1884 el famoso Blanes intenta “construir” una imagen de Artigas para un cuadro encargado por Máximo Santos. Setenta y tres años antes, el porteño Sarratea envía a Guzmán Larra -un sicario español disfrazado de jornalista-, a acercarse hasta el campamento artiguista establecido a orillas del Ayuí con la intención de asesinar al carismático líder.
La redota, cuyo estreno está previsto para 2011, es una coproducción uruguaya-brasilera-española, realizada por Wanda Filmes, Lusa Filmes y TVE. Para las escenas rodadas en territorio paraguayo, la producción estuvo a cargo de Synchro Image.
El actor uruguayo Jorge Esmoris es quien interpretará a José Artigas. El también oriental Yamandú Cruz se pondrá en la piel de Blanes y el español Rodolfo Sancho en la de Larra.

La cruz de los caminos, por Pablo Vierci

La redota abarca un período de la gesta de Artigas, en 1812 y en el Ayuí, desde donde puede vislumbrarse su pasado y al mismo tiempo advertir lo que vendrá. Justamente por eso La redota eligió esa etapa, la cruz de los caminos, cuando todo se estaba creando.

Ya se percibe que el liderazgo de Artigas es el del conductor y el conducido, es el hombre que encauza los reclamos de su gente. Él no recibe instrucciones sino que construye consensos. Conductor y conducido pero en torno a ideales. El ideal político, que abarca el ideal federal de la gran nación de las Provincias Unidas y el ideal republicano, donde propone un Estado respetuoso de los derechos individuales y alerta, él, un militar, ante los desmanes de los militares. Coronel por rango y general por voluntad del pueblo, dice que su autoridad emana de esa sociedad precaria y mezclada: la instrucción más clara de las que propone en 1813, pero que se venían gestando desde los fogones en el Ayuí, son las trabas constitucionales que aseguran la soberanía del pueblo ante el eventual despotismo militar.
El segundo ideal es el económico y social, plasmado en el reglamento de tierras, que es social y productivo, y que tenía como antecedentes sus viajes con Félix de Azara, cuando trabajaba para la Corona española.
El tercero es el ideal humano, donde Artigas advierte la potencialidad de la diversidad y la mezcla. Aprovecha lo mejor de las revoluciones y las culturas de la época (la francesa, la de Estados Unidos, lo mejor del derecho hispánico, los principios solidarios del catolicismo, la conexión con la naturaleza de los guaraníes y charrúas) y, del mismo modo, absorbe lo mejor de los individuos con los que convive, sin prejuicios, en una revolución policlasista, con patricios, hacendados, criollos, gauchos, negros e indios, donde “naide es más que naide” y nadie baja la mirada al otro.
Así es como Artigas se va alejando del bronce y va decantando el de carne y hueso, que desde el llano nos interpela y provoca la reflexión. El bronce achica al personaje. Humanizarlo lo agiganta, y es en esta escala cuando Artigas se torna verdaderamente imprescindible.

Fuente: http://laredotalapelicula.com/

RECREACIÓN DE LA REDOTA ( SALTO-AYUÍ)

¿Como comenzó la Recreación Histórica de La Redota ?


La primera Recreación de La Redota se efectuó en diciembre de 1997, el año que se crea la Asociación de Amigos del Patrimonio Histórico y Cultural de Salto” como coronación de un trabajo de investigación sobre Artiga. Siempre respetando tiempo y espacio, o sea el Ayuí como lugar físico de cruce de la Redota en 1811 y el tiempo, la primera quincena de diciembre.
La primera Recreación fue modesta pero con absoluto respeto de la realidad histórica en vestimenta, carruajes e implementos de época. No hubieron espectáculos que amenizaran la fiesta en escenarios, ni ranchos que acompañaran el evento.
En 1998 tomamos un lugar exacto del primer cruce a E.Rios en Salto Chico. Con mucho mas público pero sin poder evaluar cantidad por ser un lugar de acceso de los salteños todos los fines de semana. En esta oportunidad se recreó episodios de “Los chasques de Artigas”.
En 1999 se utiliza por primera vez y para siempre el Parque Indígena nominado actualmente “Vaimaca Pirú”. En esta oportunidad tuvimos la presencia de gente de E. Ríos, representando la Liga Federal, incluso un cura de la localidad “El Charrúa” y de “ La Adela”, gauchos que no pudieron pasar sus caballos por impedimentos aduaneros. Se lleva a cabo la primera actuación en escenario de artistas locales interpretando repertorio gauchesco, referido al Éxodo
En el Año 2000 empezamos a traer gente de Montevideo, como los morenos de “Mundo Afro” representando la esclavitud que acompañó al Éxodo, como lo prueba el Padrón realizado en el cruce del Río Daymán el 1 de diciembre de 1811 y que está firmado por Artigas. Se llevan a cabo recreaciones de acontecimientos ocurridos en la marcha como: los fusilamientos de Quebracho; rapto de chinas; peleas a cuchillo entre gauchos, casamientos, y también encuentros de orientales y portugueses.

En el 2001 y aprovechando la bajante del Rio Uruguay se penetra el río rumbo al Ayui llevando adelante 12 Blandengues que nos acompañarán año a año en esta Recreación. De aquí en mas contamos con la presencia de historiadores que aman este episodio como Carlos Maggi, Ana Ribeiro y otros. También nos acompañan invitados de las Provincias que integraran la Liga Federal.
De 2002 en adelante se representan diversas recreaciones como la de Homenaje al Gaucho con recreaciones en vivo de Cuadros de Blanes y otros pintores, También la presencia de Banderas, trozos de las cartas que Artigas escribiera en los distintos campamentos fechados en lugar y fecha; otras veces interpretaciones en luces y sonidos de eventos del Éxodo y con una presencia mucho mayor de público que alcanzó en algunas oportunidades a mas de 2000 personas.
Del 2003 en adelante empezaron a contratarse cantores de enjundia, recitadores, payadores , danzas y concursos de canto. Año a año se reconstruyen los ranchos de las aproximadamente 20 Aparcerías, que siempre acompañaron a “La Redota”. Contamos con una Pulpería de piedra y este año se hará una pequeña Capilla y un destacamento de Policía al estilo de la época.
La Escuela de Danzas Ibirapitá desde el principio de estas recreaciones acompañó a la fiesta emanando de la propia Caravana del Éxodo para mostrar la presencia de la danza de la época y también en el escenario donde se ha llevado últimamente una verdadera Velada recordatoria de todas las danzas que corresponden a las Provincias que integraron la Liga Federal artiguista. Se trata de un aporte a la vez histórico y artístico.
Recién en los dos últimos festivales se cobró una entrada muy módica y dirigida a ayudar instituciones que lo ameritan como el Hospital Salto o un Dispensario de la populoso barrio del Cerro
El año 2007 se llevó a cabo un interesante concurso de varios tópicos como Canto, Danza, Comida, Aperos; mejor caballo en actividad; mejor Rancho etc. El Tribunal lo integró la Asociación de Amigos del Patrimonio que hemos trabajado junto a la Intendencia desde hace 12 años por esta fiesta histórica turístico cultural
Se realizó la marcha desde San José o sea desde Ismael Cortinas como primer Campamento del cual tenemos correspondencia de Artigas pasando por todos los Campamentos por los que pasó el Éxodo y tenemos probanza, pasando por lo que hoy son los Departamentos de San José, Soriano, Río Negro, Paysandú y Salto por supuesto. En cada localidad mas cercana al Campamento original se dejó el pergamino con la carta de Artigas que correspondiera al lugar, en la Escuela más próxima

En el 2008 la organizción sigue mejorando, ahora conciderando otros aspectos decuidados en ediciones anteriores. Se mejoró mucho el nivel de las actuaciones, el esenario, teniendo especial cuidado en la intepretación de lo que fuese el último campamento en el ayuí. Se trabajó mejor en la difusión dela fiesta, contando con el apoyo de Subrayado quien cubrió parte de la fiesta. También se realizó la marcha que por problemas logísticos este año partó desde Cardona con un impresionante apoyo local tanto de las autoridades como del pueblo.

Fuente:http://www.folklonautas.com/forum/topics/como-comenzo-la-recreacion

"Protector de los Pueblos Libres". Video sobre el Gral. Don José Gervasio Artigas, emitido en la serie "Caudillos" del canal argentino.

sábado, 2 de octubre de 2010

INSTRUCCIONES DEL AÑO XIII

INSTRUCCIONES DEL AÑO XIII
A LOS DIPUTADOS DE LA BANDA ORIENTAL
En el campamento de Artigas fueron electos los diputados orientales que debían concurrir a la Asamblea Nacional General Constituyente (Asamblea del año XIII), fijada en la Ciudad de Buenos Aires, y cuyas instrucciones dictadas el 13 de abril de 1813, para el desempeño de su encargo, reclamaban básicamente lo siguiente:

  • Declaración de la Independencia.

  • Libertad civil y religiosa.

  • Organización política federativa.

  • Estados autónomos.

  • Que Buenos Aires no fuese la sede del gobierno central.
Artículo 1°: Primeramente pedirá la declaración de la independencia absoluta de estas Colonias, que ellas estén absueltas de toda obligación de fidelidad  a  la  Corona  de  España  y  familia de los Borbones y que toda conexión política entre ellas y el Estado de la España es y debe ser totalmente disuelta.
Artículo 2°: No admitirá otro sistema que el de confederación para el pacto recíproco con las provincias que forman nuestro Estado.
Artículo 3°: Promoverá la libertad civil y religiosa en toda su extensión imaginable.
Artículo 4°: Como el objeto y fin del Gobierno debe ser conservar la igualdad, libertad y seguridad de los Ciudadanos y los Pueblos, cada provincia formará su gobierno bajo esas bases, a más del Gobierno Supremo de la Nación.
Artículo 5°: Así éste como aquel se dividirán en poder legislativo, ejecutivo y judicial.
Artículo 6°: Estos tres resortes jamás podrán estar unidos entre sí, y serán independientes en sus facultades.
Artículo 7°: El Gobierno Supremo entenderá solamente en los negocios generales del Estado. El resto es peculiar al Gobierno de cada Provincia.
Artículo 8°: El territorio que ocupan estos Pueblos desde la costa oriental del Uruguay hasta la fortaleza de Santa Teresa forman una sola Provincia, denominante la Provincia Oriental.
Artículo 9°: Que los siete Pueblos de Misiones, los de Batovía, Santa Tecla, San Rafael y Tacuarembó que hoy ocupan injustamente los Portugueses y a su tiempo deben reclamarse serán en todo tiempo territorio de esta Provincia.
Artículo 10°: Que esta Provincia por la presente entra separadamente en una firme liga de amistad con cada una de las otras para su mutua y general felicidad, obligándose asistir a cada una de las otras contra toda violencia, o ataques hechos sobre ella o sobre alguna de ellas por motivo de religión, soberanía, tráfico o algún otro pretexto cualquiera que sea.
Artículo 11°: Que esta Provincia retiene su soberanía, libertad e independencia, todo poder, jurisdicción y derecho que no es delegado expresamente por la confederación a las Provincias Unidas juntas en Congreso.
Artículo 12°: Que el puerto de Maldonado sea libre para todos los buques que concurran a la introducción de efectos y exportación de frutos poniéndose la correspondiente Aduana en aquel Pueblo; pidiendo al efecto se oficie al Comandante de las Fuerzas de Su Majestad Británica, sobre la apertura de aquel Puerto para que proteja la navegación o comercio de su Nación.
Artículo 13°: Que el Puerto de la Colonia sea igualmente habilitado en los términos prescriptos en el artículo anterior.
Artículo 14°: Que ninguna tasa o derecho se imponga sobre artículos exportados de una provincia a otra; ni que ninguna preferencia se de por cualquiera regulación de Comercio o renta a los Puertos de una Provincia sobre las de otras ni los Barcos destinados de esta Provincia a otra serán obligados a entrar a anclar o pagar Derechos en otra.
Artículo 15°: No permita se haga ley para esta Provincia sobre bienes de Extranjeros que mueren intestados, sobre multa y confiscaciones que se aplicaban antes al Rey; y sobre territorios de éste mientras ella no forma su reglamento y determine a que fondos deben aplicarse como única al Derecho de hacerlo en lo económico de su jurisdicción.
Artículo 16°: Que esta Provincia tendrá su Constitución territorial; y que ella tiene el derecho de sancionar la general de las Provincias Unidas, que forma la Asamblea Constituyente.
Artículo 17°: Que esta Provincia tiene derecho para levantar los Regimientos que necesite, nombrar los oficiales de Compañía, reglar la Milicia de ella para seguridad de su libertad por lo que no podrá violarse el derecho de los Pueblos para guardar y tener armas.
Artículo 18°: El Despotismo militar será precisamente aniquilado con trabas constitucionales que aseguren inviolable la Soberanía de los Pueblos.
Artículo 19°: Que precisa e indispensable sea fuera de Buenos Aires, donde reside el sitio del Gobierno de las Provincias Unidas.
Artículo 20°: La Constitución garantiza a las Provincias Unidas una forma de gobierno republicana; y que asegure a cada una de ellas de las violencias domésticas, usurpación de sus Derechos, libertad y seguridad de su soberanía que con la fuerza armada intente alguna de ellas sofocar los principios proclamados. Y asimismo prestará toda su atención, honor, fidelidad y religiosidad a todo cuanto crea o juzgue necesario para preservar a esta Provincia las ventajas de la Libertad y mantener un Gobierno libre, de piedad, justicia, moderación e industria. Para todo lo cual, etc.

 

Análisis de sus artículos

Los 20 artículos de las Instrucciones se suelen dividir en tres sectores:  los que se refieren a la organización general del estado;  los que se refieren a la organización particular de cada provincia  los relativos a la Provincia Oriental. Todos ellos, sin embargo tienen como base tres ideas fundamentales:
  1. Independencia, concebida como la separación nacional de todas las provincias del viejo virreinato platense respecto al poder colonial español.
  2. República, en oposición a las teorías monárquicas sostenidas por un sector de la dirigencia revolucionaria porteña.
  3. Federalismo, aplicado en dos etapas: una inicial confederación ofensivo-defensiva entre las provincias, para derivar luego en una constitución de un Estado federal.
  • El artículo primero busca la independencia de las provincias del poder español y desea cortar lazos de fidelidad con la familia real.
  • El artículo 2º consagra la igualdad de las provincias, una vez lograda la independencia de España, a través del pacto recíproco.
  • El 3º y 4º promueven la libertad civil y religiosa y tienen como objeto conservar la igualdad de los ciudadanos y de los pueblos; y sobre cuyas bases debería organizarse tanto el gobierno nacional como el provincial.
  • El 5º y 6º se refiere a que los poderes se debían organizar en un sistema de gobierno republicano, es decir, que el poder se ejercería a través del legislativo, ejecutivo y judicial y la independencia de éstos.
  • El artículo 7º explica que las provincias tendrán un gobierno Federal, y se expresa que el gobierno supremo entenderá solamente en los negocios generales del Estado.
  • Los artículos 8º y 9º se refieren a los límites de la Banda Oriental, por los que se reclaman los siete pueblos de la Misiones Orientales.
  • El artículo 10º habla de la confederación y de la protección que se deben entre sí las provincias.
  • Los artículos 12º y 13º mencionan sobre la habilitación de puertos.
  • El 14º menciona las tasas arancelarias, donde no existirán preferencias.
  • El 16º trata sobre el régimen de organización interna de cada provincia, mencionando que cada provincia tendrá su propia Constitución.
  • El 17º y 18º regulan la milicia de cada provincia y las potestades de cada una para nombrar oficiales y reglar la milicia, evitando el despotismo militar.
  • El 19º es el que genera más enfrentamiento con la élite que gobierna Buenos Aires, ya que establece que el sitio de residencia del gobierno "precisa e indispensablemente", ha de ubicarse fuera de Buenos Aires.
  • El 20º establece que el gobierno central tendrá que prestar toda su atención para “preservar a la Provincia las ventajas de la libertad y mantener un gobierno libre de piedad, justicia, moderación e industria”.

Consecuencias

Los planteamientos propuestos por Artigas en las Instrucciones del año XIII, contradecían altamente al ideario político de la dirigencia porteña, que se basaba en principios totalmente distintos. Para esta, incluso en sus elementos mas lucidos y honestamente liberales, el Estado debía organizarse según principios de jerarquización política que contemplaran la “natural” división social. Eso solo era posible estableciendo un gobierno centralizado y poderoso, al cual debían subordinarse las provincias previo acuerdo de participación de este. El desarrollo solo era posible en esta concepción, si existía una clase dirigente provista de poderes capaces de crear una legislación justa, equilibrada y racional, a la que todos debían meterse para entrar en el sendero del progreso, la cultura y la prosperidad. Esta dirigencia debía, por supuesto, surgir de la clase ilustrada, que en su gran mayoría residía en las ciudades, y en particularmente en Buenos Aires. La ciudad, vinculada a las corrientes económicas, intelectuales y políticas del mundo, representaba la “civilización” frente a una “barbarie” provincial de reminiscencias feudales que era necesario, precisamente, “civilizar”.
Frente a esta idea se alzaba la visión federal, más amplia y democrática, basada en los derechos de las comunidades y la idea de que una nación solo podía construirse con la aportación igualitaria de todos sus sectores sociales. Una visión enraizada en un concepto de igualdad profundamente sentido por la población humilde del medio rural, que repetía como un sonsonete que “naide es más que naide” y que rechazaba la idea de que la conducción debía estar monopolizada por los ilustrados y los doctores. Ante la pretensión hegemónica de estos, instalados mayoritariamente en Buenos Aires, el federalismo, a la vez integrador y celoso de la defensa de los derechos de los pueblos, aparece como una necesidad inevitable. Artigas lo concibió no solo por sus lecturas de textos norteamericanos, sino por su experiencia de los tremendos hechos de 1811, en el curso de los cuales los derechos de su pueblo oriental fueron desconocidos en aras de intereses extraños, que se pretendían superiores.
El programa político de las Instrucciones del año XIII era, entones, totalmente inasumible por los hombres que dirigían los destinos de la naciente comunidad política platense. Su pretensión de una igualdad provincial, que de alguna forma apuntaba a una equidad de derechos por encima de las clases, parecía un sinsentido irracional para Rivadavia, Sarratea o Alvear, significaba poner en el mismo plano a la “civilización" y la barbarie”. Y los caudillos líderes que lo impulsaban, comenzando por Artigas, eran, en la concepción de ellos, “anarquistas”, en el sentido de favorecedores del caos, de enemigos del centralismo civilizador. El entendimiento era imposible. Los que lo intentaron como José San Martín, terminaron marginados y frustrados. Estos dos idearios políticos altamente antagónicos pronto conllevarían a una mayor ruptura entre Artigas y el gobierno de Buenos Aires.

Fuentes:
http://es.wikipedia.org/wiki/Instrucciones_del_a%C3%B1o_XIII

PROTECTOR DE LOS PUEBLOS LIBRES.

La Liga Federal

Artículo principal: Liga Federal
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Bandera diseñada por Artigas para la Liga Federal en 1815


En 1814 organizó la Liga de los Pueblos Libres, de la que fue declarado Protector. Al año siguiente liberó Montevideo del control de los unitariosBuenos Aires. aliados de
Tras varios meses de enfrentamientos militares entre el Directorio, en una guerra civil desarrollada en Corrientes, Entre Ríos y la Provincia Oriental, la victoria de Fructuoso Rivera en la batalla de Guayabos en enero de 1815, obligó al Director Carlos María de Alvear a evacuar Montevideo, entregándola al segundo de Artigas, Fernando Otorgués.
Alvear, decidido a gobernar sobre las provincias argentinas sin oposición, ofreció a Artigas la independencia de la Provincia Oriental. Artigas la rechazó y ayudó a los federales de Corrientes y Santa Fe a sacudirse la tutela del Directorio.
Las victorias de Artigas facilitaron la revolución que determinó la caída de Alvear en abril de ese año. Pero las relaciones con su sucesor, Ignacio Álvarez Thomas, siguieron siendo tirantes y violentas. No obstante, éste no intentó volver a someter a su gobierno a la Provincia Oriental.
En mayo de 1815, Artigas instaló su campamento en Purificación, unos cien kilómetros al norte de la ciudad de Paysandú, cerca de la desembocadura del arroyo Hervidero, que desagua en el río Uruguay, y a unos siete kilómetros de la llamada Meseta de Artigas. Purificación habría de transformarse en la capital de hecho de la Liga Federal. El comerciante escocés John Parish Robertson, que lo visitara en aquel entonces, describió así el sitio:
Tenía alrededor de 1.500 seguidores andrajosos en su campamento que actuaban en la doble capacidad de infantes y jinetes. Eran indios principalmente sacados de los decaídos establecimientos jesuíticos, admirables jinetes y endurecidos en toda clase de privaciones y fatigas. Las lomas y fértiles llanuras de la Banda Oriental y Entre Ríos suministraban abundante pasto para sus caballos, y numerosos ganados para alimentarse. Poco más necesitaban. Chaquetilla y un poncho ceñido en la cintura a modo de kilt escocés, mientras otro colgaba de sus hombros, completaban con el gorro de fajina y un par de botas de potro, grandes espuelas, sable, trabuco y cuchillo, el atavío artigueño. Su campamento lo formaban filas de toldos de cuero y ranchos de barro; y éstos, con una media docena de casuchas de mejor aspecto, constituían lo que se llamaba Villa de la Purificación.[1]

El 29 de junio de 1815 se reunió en Concepción del Uruguay, Entre Ríos, el «Congreso de los Pueblos Libres» llamado Congreso de Oriente. Fue convocado por Artigas para «tratar la organización política de los Pueblos Libres, el comercio interprovincial y con el extranjero, el papel de las comunidades indígenas en la economía de la confederación, la política agraria y la posibilidad de extender la Confederación al resto del ex-Virreinato del Río de la Plata». En este congreso, las provincias de Córdoba, Corrientes, Entre Ríos, Misiones, Santa Fe y la Provincia Oriental se declararon independientes «de todo poder extranjero», al tiempo que se invitó a las demás Provincias Unidas del Río de la Plata a sumarse a un sistema federal, ya que dicha declaración de independencia no era una declaración separatista del Río de la Plata. A la Liga Federal liderada por José Gervasio Artigas estuvieron a punto de sumarse las provincias de Santiago del Estero y La Rioja aunque en ambas al final vencieron las tropas directoriales.
Envió una delegación a Buenos Aires con la premisa de mantener la unidad en base a los principios de: «La soberanía particular de los pueblos será precisamente declarada y ostentada, como objeto único de nuestra revolución; la unidad federal de todos los pueblos e independencia no solo de España sino de todo poder extranjero (...)». Los cuatro delegados fueron detenidos en Buenos Aires, y el nuevo Director ordenó invadir Santa Fe.
Artigas ratificó entonces el uso de la bandera creada por Manuel Belgrano, añadiéndole un festón diagonal punzó, siendo el rojo punzó desde entonces el signo del federalismo en Argentina. Artigas la llamó «el Pabellón de la Libertad».
Este congreso sancionó el 10 de septiembre de 1815 un Reglamento para el fomento de la campaña, que fue la primera reforma agraria de América Latina, ya que expropiaba las tierras y las repartía entre los que la trabajaban «con la prevención que los más infelices sean los más privilegiados».[2]



Fuente:  http://es.wikipedia.org/wiki/Jos%C3%A9_Gervasio_Artigas

Escudo federal-artiguista de la Provincia Oriental

Escudo federal-artiguista
de la Provincia Oriental

(Escudo de Artigas en Purificación y banderas federales-artiguistas de las provincias de la Liga Federal)

por Arq. Rubens Stagno Oberti
La frase "con libertad ni ofendo ni temo" la conocemos todos los orientales, pero: ¿sabemos de dónde procede? ¿Cuántos hemos mirado el escudo en el que figura? ¿Cuántos de los que miraron el escudo que lleva ese mote notable, descubrieron el sentido de las imágenes allí reunidas?
Estas preguntas se formula el escritor Carlos Maggi (1) en un correo que nos enviara recientemente, donde además nos anuncia una nueva obra de su autoría a punto de aparecer: "La nueva historia de Artigas" (2).Por tanto, los principales comentarios que realizo a continuación, son interpretaciones y reflexiones de este autor que tanto aporte hace a la causa artiguista y que mucho agradecemos.
Artigas recibe en Paysandú, el 12 de junio de 1815, al Padre Larrañaga, quien escribe que "Paysandú tiene el honor de ser interinamente la Capital de los Orientales por hallarse en ella su Jefe y toda la plana mayor, con los Diputados de los demás pueblos".
Tenía instalado aquí su Cuartel General en forma provisoria, pues su propósito era fundar una Villa que fuera Capital del Protectorado de los Pueblos Libres, llamada la Liga Federal, confederación de varias Provincias, para lo cual al sitio elegido sobre el río Uruguay le llamó Purificación de El Hervidero.
Esos años (1815-1820) fueron los del apogeo del Prócer, y es interesante estudiar los símbolos que creó y su significado, como es el caso de este escudo cuyo original a todo color está perfectamente conservado en el Archivo General de la Nación.Escudo federal-artiguista de la Provincia Oriental
Ese dibujo fue una definición oficial perfectamente calculada: el dibujante recibió instrucciones; la versión final fue ajustada con él y por fin fue aprobado como se aprueba una proclama. Se publicó por primera vez en Montevideo cuando gobernaba Barreiro, en pleno apogeo de Artigas, en mayo de 1816.
Veamos la interpretación reciente de Carlos Maggi, quien por primera vez estudia el escudo en su totalidad:
"El campo del escudo es ‘cortado’ vale decir: está dividido por una raya horizontal. Muestra en la parte de arriba el sol naciente de la libertad y abajo la balanza de la igualdad: la "égalité" francesa que, como veremos, aquí se usa con un sentido inédito, más preciso que la tradicional igualdad de todos ante ley, postulada en 1789 (un gesto republicano contra los privilegios de nacimiento, que beneficiaban a la nobleza)".
"En ambos lados, este escudo asimétrico, está flanqueado por adornos desiguales".
"A la derecha del lector: cañón, tambor, lanza y espada; y una bandera de Artigas, con la franja en diagonal".
"A la izquierda: si bien se repiten el cañón, la lanza y la bandera (elementos simétricos), también aparecen insólitamente ¡un carcaj con flechas, sustituyendo al tambor, y un arco de flechas, sustituyendo a la espada!".
"Se hace evidente, al prestar atención a los adornos, que la balanza de la igualdad proclama, inequívocamente, la igualdad entre indios y blancos (además de la igualdad republicana entre plebeyos y nobles)".
"Por si quedara alguna duda, encima de todo, como cimera, en vez del consabido yelmo o el sol de siempre, corona el escudo ¡una lujosa diadema de plumas!".
"Ninguno de los objetos charrúas que incluye este emblema, es de uso tradicional en heráldica y mucho menos, cosa civilizada. El pobre Domingo Faustino Sarmiento se hubiera escandalizado, ante esta exaltación de la barbarie".
"Nada fue puesto en este emblema por casualidad o sin querer. El escudo fue en su momento, un manifiesto radical y muy agresivo".
"¡¿Cómo habrá caído en el Montevideo de principios del siglo XIX (una ciudad monárquica y aterrorizada por los malones), este homenaje nacional a los infieles incendiarios, asesinos de hombres y robadores de mujeres?! ¿Cómo habrá caído entre los señoritos de Buenos Aires este bofetón indígena? ¡Las plumas con las cuales se adornaban los indios, puestas en el escudo de la Provincia Oriental!".
"¡Después los historiadores se asombran de la leyenda negra que cayó sobre Artigas! Fue bien ganada la fama de anarquista. Fue una mala interpretación nacida de hechos únicos y grandiosos".
Los charrúas no sabían leer, pero podían entender un dibujo. Llevaban siglos siendo desplazados y perseguidos.El escudo pues, fue inventado para tenerlos en cuenta y para que ellos lo supieran.Por tal motivo, Maggi en el final de su carta nos dice que "el uso de estos símbolos locales, cargados de sentido, me lleva a pensar en la mentalidad de los charrúas, a quienes indudablemente iban dirigidas las alusiones del escudo" y descubre por último dos deliciosos detalles:
"1) Los laureles que abrazan el escudo, no son iguales: a la derecha del escudo, el laurel es laurel; a la izquierda ...¡hay una rama de pitanga!".Bandera artiguista-federal
"2) Entre el principio y el final de la leyenda, hay dos plumitas en cruz. Es una ironía leve, alude a dos naciones unidas".
"Si Artigas hace figurar el arco y la flecha, las plumas de adorno y la pitanga, es porque los destinatarios de esa alusión eran capaces de mirar el dibujo y entenderlo".
La bandera con franja diagonal, que aparece en ambos flancos del escudo, es la que hoy conocemos como Bandera de Artigas, y que también la vemos flamear en el territorio de Entre Ríos, adoptada como la bandera oficial de esa provincia hermana.(3)(derecha arriba bandera federal-artiguista izada en Entre Ríos, Santa Fe y Montevideo en 1816)
Los tres colores, azul, blanco y rojo, aparecen en todas las banderas artiguistas.Bandera federal izada en Arerunguá
El color blanco fue "signo de la distinción de nuestra grandeza", el azul simbolizó "nuestra decisión por la República" y el color rojo "la sangre derramada para sostener nuestra libertad e independencia". (derecha al medio bandera federal-artiguista izada en Arerunguá, enero de 1815)
Tal fue el significado simbólico y profundo que el propio Jefe de los Orientales dio a los colores de su elección en 1815, y es lo único que mantenemos hoy de los símbolos de la Patria Vieja.
En efecto, el escudo nacional actual es acuartelado (está partido en cuatro) y con sus símbolos abundantes, procura borrar el pasado y empezar de nuevo.El cuartel donde figura la balanza es el único espacio artiguista que se mantiene, pero con otro sentido. (derecha aabajo bandera federal-artiguista izada en Montevideo, Corrientes y Misiones en 1815)bandera federal izada en Montevideo
"El entendimiento de la balanza varió; ya no es la igualdad entre indios y criollos (que es el valor cultural que quiso imponer Artigas mediante la figuración de arcos, flechas, plumas y pitanga). Ahora la balanza del escudo refiere a la igualdad universal de la revolución francesa, un símbolo precioso, pero venido del extranjero. Cosa de bachilleres, diría Miguel de Unamuno".
NOTAS:
1) Carlos Maggi es autor de: "Artigas y su hijo, el Caciquillo: el mundo pensado desde el lejano Norte o las 300 pruebas contra la historia en uso" (Editorial Fin de Siglo, año 2000). Obra imprescindible para comprender la amistad entre Artigas y los Charrúas.
2) Será publicado por "El País" en 8 fascículos.
3) Desde 1815 se usa esta bandera artiguista, también llamada Federal en Entre Ríos, la cual fue adoptada como bandera oficial de la Provincia.


Fuente: http://www.chasque.net/vecinet/escudo.htm

CARLOS MAGGI. 200 años de Soledad o el regreso desde el Museo del Hombre en París, al Museo pedagógico de Montevideo.



Carlos Maggi disertando sobre las Instrucciones del año XIII en la Sala de Actos del CeRP Litoral Norte sede Salto



La vuelta del Caciquillo


Hace 9 años, después de leer durante cincuenta años la historia de Artigas, encontré estas seis verdades ocultas.

El 28 de setiembre pasado defendí mi tesis revisionista ante el tribunal que más me importa: las maestras y los maestros, inspectores de enseñanza primaria y directores de escuela.
Invitado por el inspector departamental de Montevideo, Miguel Umpiérrez, hablé en el Museo Pedagógico, un lugar venerable, presidido por la figura de José Pedro Varela y los admirables muchachos de su generación y no fue poca cosa para mí, contemplar ese óleo y ocupar al pie de tales figuras, un sitial inmenso y solemne, que conserva el tapizado en cuero de su época. Pensé en Charles Darwin disertando en el Royal Club.
Mi defensa empezó aclarando las diferencias que median entre faltar a la verdad y que la verdad falte. Y lo cierto es que en la historia patria que los maestros le enseñan a nuestros niños, se omiten seis verdades sin las cuales es imposible entender el pasado.
Todo lo dicho, estuvo basado en las 300 pruebas escritas, citadas en mis libros (1); mostré pues, las siguientes verdades imposibles de refutar.



Primera verdad



Cuando estalla la revolución de la independencia, la Banda Oriental no era UN territorio, estaba compuesta por DOS territorios sustancialmente diversos : La Sierra de los charrúas, al norte; y La Banda de los orientales, al sur. Dos mundos separados físicamente por el río Negro; y culturalmente, por la inmensa distancia que va de la prehistoria a la historia.
Pensar que los orientales habitaban el Lejano Norte, es un error grave. Los orientales, salvo contadas excepciones, no podían entrar a La Sierra que era un desierto poblado por tribus salvajes y bandoleros. El río Negro era una frontera perfecta entre dos culturas.
Francisco Xavier de Viana, un oriental de la misma edad que Artigas, es uno de los pocos militares al servicio del gobierno de Buenos Aires, que pudo entrar alguna vez a La Sierra.
Y cuando los porteños deciden combatir el federalismo artiguista yendo a pelearlo en el Lejano Norte (Arerunguá)
Viana produce un larguísimo informe, donde pueden leerse las siguientes afirmaciones:
La tropa que se designa para esta gran obra son 1.000 hombres.
En La Sierra, la caballada necesaria para que esa fuerza tenga movilidad, son 7.000 caballos.
Dado el caso muy dudoso de que los pueda reunir, es indudable que al poco tiempo de actuar por las sierras de los Arapey, Santa Ana, Guaripitá y Yarao, esa caballada quedará postrada.
El ejército, sin la movilidad necesaria para buscar su subsistencia en aquellos lugares donde escasea sumamente el ganado, estará perdido. Este inconveniente no puede apreciarse en toda su magnitud, si no se lo padece en el lugar. Cuando hay falta de cabalgaduras, no se puede obtener la subsistencia para la tropa.
No debe olvidarse en el cálculo del gobierno, la clase de guerra que es forzoso emprender allí. Son cuerpos que obran en acción combinada, dirigidos por jefes de enorme conocimiento territorial, acostumbrados a la intemperie de los desiertos.
Yo bien considero que es casi imposible una transacción honrosa con Artigas, pero que sin embargo debe tentarse. Los medios que se intentan ahora tienden, en mi concepto, a la ruina de nuestro sistema (hasta aquí, el coronel Viana).
Este informe donde se marcan las diferencias insalvables entre el norte y el sur fue presentado al gobierno de Buenos Aires, 45 días antes de la batalla de Guayabos, en la cual las fuerzas de Artigas deshicieron un ejército porteño de 1.000 hombres que se vio perdido, aislado, impotente, con los caballos postrados, en medio del desierto. No era lo mismo el país de los orientales, que el Lejano Norte.



Segunda verdad



No hay un ejército, hay dos. A la diversidad de los territorios, corresponde una diversa cualidad en las fuerzas militares disponibles: en las guerras de Artigas pelea un ejército oriental gauchesco y una "caballería charrúa"; como la denomina el propio Artigas. Quinientos indios de lanza determinan la diferencia; tienen 4.000 caballos domados de abajo (sin apalear); son jinetes inigualables; y usan otras armas: boleadoras y chuzas de madera, muy diferentes a las afamadas lanzas criollas de caña tacuara.



Tercera verdad



Otra verdad que omite la historia en uso, refiere a la cantidad: No hubo UN Artigas, hubo TRES: Juan Antonio; José Gervasio; y Manuel Artigas, el Caciquillo.
Juan Antonio Artigas fundó Montevideo antes de que llegaran las familias fundadoras en un barquito llamado "Nuestra Señora de la Encina." Se afincó en esta costa con su mujer y cuatro hijas mujeres, cuando lo que sería Montevideo, era una bahía desolada y salvaje.
Tiempo después, hacia 1832, habiéndose formado un villorrio bastante miserable (sin murallas ni soldados) la amenaza de un malón indio sobre Montevideo, se hizo tan ostensible que los moradores desesperados le pidieron auxilio a Buenos Aires, donde estaba Bruno Mauricio de Zavala. Y de allí vinieron dos delegados portadores (si no de armas y pertrechos) de un buen consejo: entren a la campaña, encuentren a los indios y tráiganlos para concertar la paz. Y cuando nadie se ofrecía para cumplir semejante misión, Juan Antonio Artigas se ofreció para ir y fue; y después de varias semanas de ausencia, trajo con él a los caciques charrúas y se hizo la paz.
La documentación referida a esta hazaña tiene fecha cierta (27/2/1832) y luce una prolijidad emocionante.
Por si fuera poco esa misión de supremo peligro debió reiterarse en varias ocasiones, hasta que se construyeron las murallas; y fue Juan Antonio Artigas quien salió una y otra vez: y en todas y cada una de esas circunstancias, los caciques volvieron a confiar en él y se pacificaron las relaciones, sin que el pueblito indefenso, fuera arrasado.
No se trata aquí de atender a la acción pública de José Gervasio que todos conocemos.
Pero es interesante, destacar a Manuel Artigas, que es el tercero que le da gloria a su apellido. El Jefe de los orientales le manda una carta a Manuel Artigas, el Caciquillo, donde firma diciendo : "Tu padre, Artigas"; Manuel Artigas es el cacique más destacado de los charrúas en los tiempos de la revolución; conduce la caballería indígena y con ella logra triunfos decisivos; Artigas escribe, impartiendo órdenes: "auxiliará usted a MI caciquillo".
Pero la historia oficial que estamos enseñando, ni siquiera nombra a Manuel Artigas.
Revisados los documentos publicados, la prueba referida al cacique charrúa resulta abrumadora en cuanto a su acción militar, que abarca diez años y que se desarrolla, indistintamente, contra españoles, porteños y portugueses. Los charrúas determinan que Artigas sea invencible.
No se puede entender que Artigas le llame "el centro de mis recursos" a los potreros de Aregunguá. No se puede entender que desde allí (el corazón del desierto) se haya difundido el federalismo y se haya constituido la Liga federal. No se puede entender nuestra historia, si se prescinde de los indios de lanza y la caballada formidable que aportaron los charrúas desde el primer momento de la lucha armada, hasta su último episodio.



Cuarta verdad



Artigas no fue un contrabandista, sino un integrante de determinada tribu asentada en un lugar determinado: los charrúas de Aregunguá.
Es cierto que arreaba ganado hacia la frontera para negociarlo con los portugueses; y es cierto que ese hecho era tipificado como contrabando.
Pero así como los indios no robaban una vaca, un avestruz o una mulita, cuando cazaban para subsistir, del mismo modo vendían o trocaban animales (caballos o vacas) para obtener los utensilios más necesarios para su mejor subsistencia: frenos y estribos, cuchillos, telas para abrigarse.
Artigas no arreaba vacas con afán de lucro; dirigía una operación de su tribu que es otra cosa. A tal grado es así, que en la peor circunstancia, cuando la guardia fronteriza le tiende uña emboscada y está a punto de detener al famoso "Pepe Artigas, contrabandista vecino de la ciudad de Montevideo", aparecen inesperadamente los guerreros charrúas y contienen a la policía de frontera y matan a varios soldados. Ese ataque inexplicable, cortina la fuga de los arrieros y del ganado que iba a ser vendido en Brasil (Portugal). Este hecho asombroso es ignorado aún en los libros más recientes sobre el tema.
¿Qué refinado señorito virreinal o qué hijo de buena y burguesa familia montevideana podía lograr esa armonía correspondiente a un hermano de tribu (fratria)?
Artigas vivió su juventud, de los 14 a los 32 años, en un lugar donde todavía "el Uruguay y el Plata vivían su salvaje primavera"; vivió en el desierto y al desierto volvió, en su marcha secreta (1814) cuando se hizo desertor. Y fue en medio de La Sierra, que derrotó a los ejércitos y a las ideas centralistas de todas las demás provincias que terminaron componiendo la República Argentina.



Quinta verdad



Artigas fue el mejor oficial de blandengues, realizó operaciones al mando de la policía montada de frontera que nadie pudo igualar; y fue al mismo tiempo el oficial más desobediente. Enviado a La Sierra para combatir a los infieles, defendió en cada ocasión a su tribu charrúa. La prueba de esta extraña disparidad en los procederes, exige un análisis pormenorizado, que pude llevar a cabo y figura en los libros citados (1).



Sexta verdad



Artigas no fue un derrotado como dice la historia en uso, fue un triunfador por partida doble.
1) En los campos de batalla, venció dos veces a los españoles (estableció el primer y el segundo sitio de Montevideo); y venció dos veces al gobierno centralista de Buenos Aires. Sin disparar un tiro, dominó a los dos ejércitos porteños que sitiaban Montevideo, cuando forzó la salida de Manuel de Sarratea (1813).Y dos años después, derrotó completamente al ejército de todas las demás provincias juntas, en Guayabos (1815).
Por si fuera poco, contuvo en La Sierra, la invasión de Portugal, una de las potencias internacionales de esa época. Los portugueses tardaron cuatro años para avanzar los 500 kilómetros que van de la frontera norte a nuestra capital.
2) En el campo de las ideas: Artigas llevó a cabo cuatro revoluciones triunfantes:
a) La revolución americana contra el imperio español.
b) La revolución republicana contra la nobleza, a la manera de EEUU y Francia.
c) La revolución federal, contra las pretensiones centralistas de Buenos Aires.
d) la revolución social, cuando creó en Arerunguá la primer reserva india, por oposición a las reducciones aculturizantes de los españoles.
Nuestros niños merecen conocer toda la verdad sobre Artigas y esa es una obligación del magisterio, el instituto fundador de la Nacionalidad.



(1) "Artigas y su hijo el Caciquillo" y "Artigas y el Lejano Norte"; ed. Fin de Siglo, Montevideo.


Carlos Maggi
El País
8 de octubre de 2000