sábado, 2 de octubre de 2010

INSTRUCCIONES DEL AÑO XIII

INSTRUCCIONES DEL AÑO XIII
A LOS DIPUTADOS DE LA BANDA ORIENTAL
En el campamento de Artigas fueron electos los diputados orientales que debían concurrir a la Asamblea Nacional General Constituyente (Asamblea del año XIII), fijada en la Ciudad de Buenos Aires, y cuyas instrucciones dictadas el 13 de abril de 1813, para el desempeño de su encargo, reclamaban básicamente lo siguiente:

  • Declaración de la Independencia.

  • Libertad civil y religiosa.

  • Organización política federativa.

  • Estados autónomos.

  • Que Buenos Aires no fuese la sede del gobierno central.
Artículo 1°: Primeramente pedirá la declaración de la independencia absoluta de estas Colonias, que ellas estén absueltas de toda obligación de fidelidad  a  la  Corona  de  España  y  familia de los Borbones y que toda conexión política entre ellas y el Estado de la España es y debe ser totalmente disuelta.
Artículo 2°: No admitirá otro sistema que el de confederación para el pacto recíproco con las provincias que forman nuestro Estado.
Artículo 3°: Promoverá la libertad civil y religiosa en toda su extensión imaginable.
Artículo 4°: Como el objeto y fin del Gobierno debe ser conservar la igualdad, libertad y seguridad de los Ciudadanos y los Pueblos, cada provincia formará su gobierno bajo esas bases, a más del Gobierno Supremo de la Nación.
Artículo 5°: Así éste como aquel se dividirán en poder legislativo, ejecutivo y judicial.
Artículo 6°: Estos tres resortes jamás podrán estar unidos entre sí, y serán independientes en sus facultades.
Artículo 7°: El Gobierno Supremo entenderá solamente en los negocios generales del Estado. El resto es peculiar al Gobierno de cada Provincia.
Artículo 8°: El territorio que ocupan estos Pueblos desde la costa oriental del Uruguay hasta la fortaleza de Santa Teresa forman una sola Provincia, denominante la Provincia Oriental.
Artículo 9°: Que los siete Pueblos de Misiones, los de Batovía, Santa Tecla, San Rafael y Tacuarembó que hoy ocupan injustamente los Portugueses y a su tiempo deben reclamarse serán en todo tiempo territorio de esta Provincia.
Artículo 10°: Que esta Provincia por la presente entra separadamente en una firme liga de amistad con cada una de las otras para su mutua y general felicidad, obligándose asistir a cada una de las otras contra toda violencia, o ataques hechos sobre ella o sobre alguna de ellas por motivo de religión, soberanía, tráfico o algún otro pretexto cualquiera que sea.
Artículo 11°: Que esta Provincia retiene su soberanía, libertad e independencia, todo poder, jurisdicción y derecho que no es delegado expresamente por la confederación a las Provincias Unidas juntas en Congreso.
Artículo 12°: Que el puerto de Maldonado sea libre para todos los buques que concurran a la introducción de efectos y exportación de frutos poniéndose la correspondiente Aduana en aquel Pueblo; pidiendo al efecto se oficie al Comandante de las Fuerzas de Su Majestad Británica, sobre la apertura de aquel Puerto para que proteja la navegación o comercio de su Nación.
Artículo 13°: Que el Puerto de la Colonia sea igualmente habilitado en los términos prescriptos en el artículo anterior.
Artículo 14°: Que ninguna tasa o derecho se imponga sobre artículos exportados de una provincia a otra; ni que ninguna preferencia se de por cualquiera regulación de Comercio o renta a los Puertos de una Provincia sobre las de otras ni los Barcos destinados de esta Provincia a otra serán obligados a entrar a anclar o pagar Derechos en otra.
Artículo 15°: No permita se haga ley para esta Provincia sobre bienes de Extranjeros que mueren intestados, sobre multa y confiscaciones que se aplicaban antes al Rey; y sobre territorios de éste mientras ella no forma su reglamento y determine a que fondos deben aplicarse como única al Derecho de hacerlo en lo económico de su jurisdicción.
Artículo 16°: Que esta Provincia tendrá su Constitución territorial; y que ella tiene el derecho de sancionar la general de las Provincias Unidas, que forma la Asamblea Constituyente.
Artículo 17°: Que esta Provincia tiene derecho para levantar los Regimientos que necesite, nombrar los oficiales de Compañía, reglar la Milicia de ella para seguridad de su libertad por lo que no podrá violarse el derecho de los Pueblos para guardar y tener armas.
Artículo 18°: El Despotismo militar será precisamente aniquilado con trabas constitucionales que aseguren inviolable la Soberanía de los Pueblos.
Artículo 19°: Que precisa e indispensable sea fuera de Buenos Aires, donde reside el sitio del Gobierno de las Provincias Unidas.
Artículo 20°: La Constitución garantiza a las Provincias Unidas una forma de gobierno republicana; y que asegure a cada una de ellas de las violencias domésticas, usurpación de sus Derechos, libertad y seguridad de su soberanía que con la fuerza armada intente alguna de ellas sofocar los principios proclamados. Y asimismo prestará toda su atención, honor, fidelidad y religiosidad a todo cuanto crea o juzgue necesario para preservar a esta Provincia las ventajas de la Libertad y mantener un Gobierno libre, de piedad, justicia, moderación e industria. Para todo lo cual, etc.

 

Análisis de sus artículos

Los 20 artículos de las Instrucciones se suelen dividir en tres sectores:  los que se refieren a la organización general del estado;  los que se refieren a la organización particular de cada provincia  los relativos a la Provincia Oriental. Todos ellos, sin embargo tienen como base tres ideas fundamentales:
  1. Independencia, concebida como la separación nacional de todas las provincias del viejo virreinato platense respecto al poder colonial español.
  2. República, en oposición a las teorías monárquicas sostenidas por un sector de la dirigencia revolucionaria porteña.
  3. Federalismo, aplicado en dos etapas: una inicial confederación ofensivo-defensiva entre las provincias, para derivar luego en una constitución de un Estado federal.
  • El artículo primero busca la independencia de las provincias del poder español y desea cortar lazos de fidelidad con la familia real.
  • El artículo 2º consagra la igualdad de las provincias, una vez lograda la independencia de España, a través del pacto recíproco.
  • El 3º y 4º promueven la libertad civil y religiosa y tienen como objeto conservar la igualdad de los ciudadanos y de los pueblos; y sobre cuyas bases debería organizarse tanto el gobierno nacional como el provincial.
  • El 5º y 6º se refiere a que los poderes se debían organizar en un sistema de gobierno republicano, es decir, que el poder se ejercería a través del legislativo, ejecutivo y judicial y la independencia de éstos.
  • El artículo 7º explica que las provincias tendrán un gobierno Federal, y se expresa que el gobierno supremo entenderá solamente en los negocios generales del Estado.
  • Los artículos 8º y 9º se refieren a los límites de la Banda Oriental, por los que se reclaman los siete pueblos de la Misiones Orientales.
  • El artículo 10º habla de la confederación y de la protección que se deben entre sí las provincias.
  • Los artículos 12º y 13º mencionan sobre la habilitación de puertos.
  • El 14º menciona las tasas arancelarias, donde no existirán preferencias.
  • El 16º trata sobre el régimen de organización interna de cada provincia, mencionando que cada provincia tendrá su propia Constitución.
  • El 17º y 18º regulan la milicia de cada provincia y las potestades de cada una para nombrar oficiales y reglar la milicia, evitando el despotismo militar.
  • El 19º es el que genera más enfrentamiento con la élite que gobierna Buenos Aires, ya que establece que el sitio de residencia del gobierno "precisa e indispensablemente", ha de ubicarse fuera de Buenos Aires.
  • El 20º establece que el gobierno central tendrá que prestar toda su atención para “preservar a la Provincia las ventajas de la libertad y mantener un gobierno libre de piedad, justicia, moderación e industria”.

Consecuencias

Los planteamientos propuestos por Artigas en las Instrucciones del año XIII, contradecían altamente al ideario político de la dirigencia porteña, que se basaba en principios totalmente distintos. Para esta, incluso en sus elementos mas lucidos y honestamente liberales, el Estado debía organizarse según principios de jerarquización política que contemplaran la “natural” división social. Eso solo era posible estableciendo un gobierno centralizado y poderoso, al cual debían subordinarse las provincias previo acuerdo de participación de este. El desarrollo solo era posible en esta concepción, si existía una clase dirigente provista de poderes capaces de crear una legislación justa, equilibrada y racional, a la que todos debían meterse para entrar en el sendero del progreso, la cultura y la prosperidad. Esta dirigencia debía, por supuesto, surgir de la clase ilustrada, que en su gran mayoría residía en las ciudades, y en particularmente en Buenos Aires. La ciudad, vinculada a las corrientes económicas, intelectuales y políticas del mundo, representaba la “civilización” frente a una “barbarie” provincial de reminiscencias feudales que era necesario, precisamente, “civilizar”.
Frente a esta idea se alzaba la visión federal, más amplia y democrática, basada en los derechos de las comunidades y la idea de que una nación solo podía construirse con la aportación igualitaria de todos sus sectores sociales. Una visión enraizada en un concepto de igualdad profundamente sentido por la población humilde del medio rural, que repetía como un sonsonete que “naide es más que naide” y que rechazaba la idea de que la conducción debía estar monopolizada por los ilustrados y los doctores. Ante la pretensión hegemónica de estos, instalados mayoritariamente en Buenos Aires, el federalismo, a la vez integrador y celoso de la defensa de los derechos de los pueblos, aparece como una necesidad inevitable. Artigas lo concibió no solo por sus lecturas de textos norteamericanos, sino por su experiencia de los tremendos hechos de 1811, en el curso de los cuales los derechos de su pueblo oriental fueron desconocidos en aras de intereses extraños, que se pretendían superiores.
El programa político de las Instrucciones del año XIII era, entones, totalmente inasumible por los hombres que dirigían los destinos de la naciente comunidad política platense. Su pretensión de una igualdad provincial, que de alguna forma apuntaba a una equidad de derechos por encima de las clases, parecía un sinsentido irracional para Rivadavia, Sarratea o Alvear, significaba poner en el mismo plano a la “civilización" y la barbarie”. Y los caudillos líderes que lo impulsaban, comenzando por Artigas, eran, en la concepción de ellos, “anarquistas”, en el sentido de favorecedores del caos, de enemigos del centralismo civilizador. El entendimiento era imposible. Los que lo intentaron como José San Martín, terminaron marginados y frustrados. Estos dos idearios políticos altamente antagónicos pronto conllevarían a una mayor ruptura entre Artigas y el gobierno de Buenos Aires.

Fuentes:
http://es.wikipedia.org/wiki/Instrucciones_del_a%C3%B1o_XIII

PROTECTOR DE LOS PUEBLOS LIBRES.

La Liga Federal

Artículo principal: Liga Federal
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Bandera diseñada por Artigas para la Liga Federal en 1815


En 1814 organizó la Liga de los Pueblos Libres, de la que fue declarado Protector. Al año siguiente liberó Montevideo del control de los unitariosBuenos Aires. aliados de
Tras varios meses de enfrentamientos militares entre el Directorio, en una guerra civil desarrollada en Corrientes, Entre Ríos y la Provincia Oriental, la victoria de Fructuoso Rivera en la batalla de Guayabos en enero de 1815, obligó al Director Carlos María de Alvear a evacuar Montevideo, entregándola al segundo de Artigas, Fernando Otorgués.
Alvear, decidido a gobernar sobre las provincias argentinas sin oposición, ofreció a Artigas la independencia de la Provincia Oriental. Artigas la rechazó y ayudó a los federales de Corrientes y Santa Fe a sacudirse la tutela del Directorio.
Las victorias de Artigas facilitaron la revolución que determinó la caída de Alvear en abril de ese año. Pero las relaciones con su sucesor, Ignacio Álvarez Thomas, siguieron siendo tirantes y violentas. No obstante, éste no intentó volver a someter a su gobierno a la Provincia Oriental.
En mayo de 1815, Artigas instaló su campamento en Purificación, unos cien kilómetros al norte de la ciudad de Paysandú, cerca de la desembocadura del arroyo Hervidero, que desagua en el río Uruguay, y a unos siete kilómetros de la llamada Meseta de Artigas. Purificación habría de transformarse en la capital de hecho de la Liga Federal. El comerciante escocés John Parish Robertson, que lo visitara en aquel entonces, describió así el sitio:
Tenía alrededor de 1.500 seguidores andrajosos en su campamento que actuaban en la doble capacidad de infantes y jinetes. Eran indios principalmente sacados de los decaídos establecimientos jesuíticos, admirables jinetes y endurecidos en toda clase de privaciones y fatigas. Las lomas y fértiles llanuras de la Banda Oriental y Entre Ríos suministraban abundante pasto para sus caballos, y numerosos ganados para alimentarse. Poco más necesitaban. Chaquetilla y un poncho ceñido en la cintura a modo de kilt escocés, mientras otro colgaba de sus hombros, completaban con el gorro de fajina y un par de botas de potro, grandes espuelas, sable, trabuco y cuchillo, el atavío artigueño. Su campamento lo formaban filas de toldos de cuero y ranchos de barro; y éstos, con una media docena de casuchas de mejor aspecto, constituían lo que se llamaba Villa de la Purificación.[1]

El 29 de junio de 1815 se reunió en Concepción del Uruguay, Entre Ríos, el «Congreso de los Pueblos Libres» llamado Congreso de Oriente. Fue convocado por Artigas para «tratar la organización política de los Pueblos Libres, el comercio interprovincial y con el extranjero, el papel de las comunidades indígenas en la economía de la confederación, la política agraria y la posibilidad de extender la Confederación al resto del ex-Virreinato del Río de la Plata». En este congreso, las provincias de Córdoba, Corrientes, Entre Ríos, Misiones, Santa Fe y la Provincia Oriental se declararon independientes «de todo poder extranjero», al tiempo que se invitó a las demás Provincias Unidas del Río de la Plata a sumarse a un sistema federal, ya que dicha declaración de independencia no era una declaración separatista del Río de la Plata. A la Liga Federal liderada por José Gervasio Artigas estuvieron a punto de sumarse las provincias de Santiago del Estero y La Rioja aunque en ambas al final vencieron las tropas directoriales.
Envió una delegación a Buenos Aires con la premisa de mantener la unidad en base a los principios de: «La soberanía particular de los pueblos será precisamente declarada y ostentada, como objeto único de nuestra revolución; la unidad federal de todos los pueblos e independencia no solo de España sino de todo poder extranjero (...)». Los cuatro delegados fueron detenidos en Buenos Aires, y el nuevo Director ordenó invadir Santa Fe.
Artigas ratificó entonces el uso de la bandera creada por Manuel Belgrano, añadiéndole un festón diagonal punzó, siendo el rojo punzó desde entonces el signo del federalismo en Argentina. Artigas la llamó «el Pabellón de la Libertad».
Este congreso sancionó el 10 de septiembre de 1815 un Reglamento para el fomento de la campaña, que fue la primera reforma agraria de América Latina, ya que expropiaba las tierras y las repartía entre los que la trabajaban «con la prevención que los más infelices sean los más privilegiados».[2]



Fuente:  http://es.wikipedia.org/wiki/Jos%C3%A9_Gervasio_Artigas

Escudo federal-artiguista de la Provincia Oriental

Escudo federal-artiguista
de la Provincia Oriental

(Escudo de Artigas en Purificación y banderas federales-artiguistas de las provincias de la Liga Federal)

por Arq. Rubens Stagno Oberti
La frase "con libertad ni ofendo ni temo" la conocemos todos los orientales, pero: ¿sabemos de dónde procede? ¿Cuántos hemos mirado el escudo en el que figura? ¿Cuántos de los que miraron el escudo que lleva ese mote notable, descubrieron el sentido de las imágenes allí reunidas?
Estas preguntas se formula el escritor Carlos Maggi (1) en un correo que nos enviara recientemente, donde además nos anuncia una nueva obra de su autoría a punto de aparecer: "La nueva historia de Artigas" (2).Por tanto, los principales comentarios que realizo a continuación, son interpretaciones y reflexiones de este autor que tanto aporte hace a la causa artiguista y que mucho agradecemos.
Artigas recibe en Paysandú, el 12 de junio de 1815, al Padre Larrañaga, quien escribe que "Paysandú tiene el honor de ser interinamente la Capital de los Orientales por hallarse en ella su Jefe y toda la plana mayor, con los Diputados de los demás pueblos".
Tenía instalado aquí su Cuartel General en forma provisoria, pues su propósito era fundar una Villa que fuera Capital del Protectorado de los Pueblos Libres, llamada la Liga Federal, confederación de varias Provincias, para lo cual al sitio elegido sobre el río Uruguay le llamó Purificación de El Hervidero.
Esos años (1815-1820) fueron los del apogeo del Prócer, y es interesante estudiar los símbolos que creó y su significado, como es el caso de este escudo cuyo original a todo color está perfectamente conservado en el Archivo General de la Nación.Escudo federal-artiguista de la Provincia Oriental
Ese dibujo fue una definición oficial perfectamente calculada: el dibujante recibió instrucciones; la versión final fue ajustada con él y por fin fue aprobado como se aprueba una proclama. Se publicó por primera vez en Montevideo cuando gobernaba Barreiro, en pleno apogeo de Artigas, en mayo de 1816.
Veamos la interpretación reciente de Carlos Maggi, quien por primera vez estudia el escudo en su totalidad:
"El campo del escudo es ‘cortado’ vale decir: está dividido por una raya horizontal. Muestra en la parte de arriba el sol naciente de la libertad y abajo la balanza de la igualdad: la "égalité" francesa que, como veremos, aquí se usa con un sentido inédito, más preciso que la tradicional igualdad de todos ante ley, postulada en 1789 (un gesto republicano contra los privilegios de nacimiento, que beneficiaban a la nobleza)".
"En ambos lados, este escudo asimétrico, está flanqueado por adornos desiguales".
"A la derecha del lector: cañón, tambor, lanza y espada; y una bandera de Artigas, con la franja en diagonal".
"A la izquierda: si bien se repiten el cañón, la lanza y la bandera (elementos simétricos), también aparecen insólitamente ¡un carcaj con flechas, sustituyendo al tambor, y un arco de flechas, sustituyendo a la espada!".
"Se hace evidente, al prestar atención a los adornos, que la balanza de la igualdad proclama, inequívocamente, la igualdad entre indios y blancos (además de la igualdad republicana entre plebeyos y nobles)".
"Por si quedara alguna duda, encima de todo, como cimera, en vez del consabido yelmo o el sol de siempre, corona el escudo ¡una lujosa diadema de plumas!".
"Ninguno de los objetos charrúas que incluye este emblema, es de uso tradicional en heráldica y mucho menos, cosa civilizada. El pobre Domingo Faustino Sarmiento se hubiera escandalizado, ante esta exaltación de la barbarie".
"Nada fue puesto en este emblema por casualidad o sin querer. El escudo fue en su momento, un manifiesto radical y muy agresivo".
"¡¿Cómo habrá caído en el Montevideo de principios del siglo XIX (una ciudad monárquica y aterrorizada por los malones), este homenaje nacional a los infieles incendiarios, asesinos de hombres y robadores de mujeres?! ¿Cómo habrá caído entre los señoritos de Buenos Aires este bofetón indígena? ¡Las plumas con las cuales se adornaban los indios, puestas en el escudo de la Provincia Oriental!".
"¡Después los historiadores se asombran de la leyenda negra que cayó sobre Artigas! Fue bien ganada la fama de anarquista. Fue una mala interpretación nacida de hechos únicos y grandiosos".
Los charrúas no sabían leer, pero podían entender un dibujo. Llevaban siglos siendo desplazados y perseguidos.El escudo pues, fue inventado para tenerlos en cuenta y para que ellos lo supieran.Por tal motivo, Maggi en el final de su carta nos dice que "el uso de estos símbolos locales, cargados de sentido, me lleva a pensar en la mentalidad de los charrúas, a quienes indudablemente iban dirigidas las alusiones del escudo" y descubre por último dos deliciosos detalles:
"1) Los laureles que abrazan el escudo, no son iguales: a la derecha del escudo, el laurel es laurel; a la izquierda ...¡hay una rama de pitanga!".Bandera artiguista-federal
"2) Entre el principio y el final de la leyenda, hay dos plumitas en cruz. Es una ironía leve, alude a dos naciones unidas".
"Si Artigas hace figurar el arco y la flecha, las plumas de adorno y la pitanga, es porque los destinatarios de esa alusión eran capaces de mirar el dibujo y entenderlo".
La bandera con franja diagonal, que aparece en ambos flancos del escudo, es la que hoy conocemos como Bandera de Artigas, y que también la vemos flamear en el territorio de Entre Ríos, adoptada como la bandera oficial de esa provincia hermana.(3)(derecha arriba bandera federal-artiguista izada en Entre Ríos, Santa Fe y Montevideo en 1816)
Los tres colores, azul, blanco y rojo, aparecen en todas las banderas artiguistas.Bandera federal izada en Arerunguá
El color blanco fue "signo de la distinción de nuestra grandeza", el azul simbolizó "nuestra decisión por la República" y el color rojo "la sangre derramada para sostener nuestra libertad e independencia". (derecha al medio bandera federal-artiguista izada en Arerunguá, enero de 1815)
Tal fue el significado simbólico y profundo que el propio Jefe de los Orientales dio a los colores de su elección en 1815, y es lo único que mantenemos hoy de los símbolos de la Patria Vieja.
En efecto, el escudo nacional actual es acuartelado (está partido en cuatro) y con sus símbolos abundantes, procura borrar el pasado y empezar de nuevo.El cuartel donde figura la balanza es el único espacio artiguista que se mantiene, pero con otro sentido. (derecha aabajo bandera federal-artiguista izada en Montevideo, Corrientes y Misiones en 1815)bandera federal izada en Montevideo
"El entendimiento de la balanza varió; ya no es la igualdad entre indios y criollos (que es el valor cultural que quiso imponer Artigas mediante la figuración de arcos, flechas, plumas y pitanga). Ahora la balanza del escudo refiere a la igualdad universal de la revolución francesa, un símbolo precioso, pero venido del extranjero. Cosa de bachilleres, diría Miguel de Unamuno".
NOTAS:
1) Carlos Maggi es autor de: "Artigas y su hijo, el Caciquillo: el mundo pensado desde el lejano Norte o las 300 pruebas contra la historia en uso" (Editorial Fin de Siglo, año 2000). Obra imprescindible para comprender la amistad entre Artigas y los Charrúas.
2) Será publicado por "El País" en 8 fascículos.
3) Desde 1815 se usa esta bandera artiguista, también llamada Federal en Entre Ríos, la cual fue adoptada como bandera oficial de la Provincia.


Fuente: http://www.chasque.net/vecinet/escudo.htm

CARLOS MAGGI. 200 años de Soledad o el regreso desde el Museo del Hombre en París, al Museo pedagógico de Montevideo.



Carlos Maggi disertando sobre las Instrucciones del año XIII en la Sala de Actos del CeRP Litoral Norte sede Salto



La vuelta del Caciquillo


Hace 9 años, después de leer durante cincuenta años la historia de Artigas, encontré estas seis verdades ocultas.

El 28 de setiembre pasado defendí mi tesis revisionista ante el tribunal que más me importa: las maestras y los maestros, inspectores de enseñanza primaria y directores de escuela.
Invitado por el inspector departamental de Montevideo, Miguel Umpiérrez, hablé en el Museo Pedagógico, un lugar venerable, presidido por la figura de José Pedro Varela y los admirables muchachos de su generación y no fue poca cosa para mí, contemplar ese óleo y ocupar al pie de tales figuras, un sitial inmenso y solemne, que conserva el tapizado en cuero de su época. Pensé en Charles Darwin disertando en el Royal Club.
Mi defensa empezó aclarando las diferencias que median entre faltar a la verdad y que la verdad falte. Y lo cierto es que en la historia patria que los maestros le enseñan a nuestros niños, se omiten seis verdades sin las cuales es imposible entender el pasado.
Todo lo dicho, estuvo basado en las 300 pruebas escritas, citadas en mis libros (1); mostré pues, las siguientes verdades imposibles de refutar.



Primera verdad



Cuando estalla la revolución de la independencia, la Banda Oriental no era UN territorio, estaba compuesta por DOS territorios sustancialmente diversos : La Sierra de los charrúas, al norte; y La Banda de los orientales, al sur. Dos mundos separados físicamente por el río Negro; y culturalmente, por la inmensa distancia que va de la prehistoria a la historia.
Pensar que los orientales habitaban el Lejano Norte, es un error grave. Los orientales, salvo contadas excepciones, no podían entrar a La Sierra que era un desierto poblado por tribus salvajes y bandoleros. El río Negro era una frontera perfecta entre dos culturas.
Francisco Xavier de Viana, un oriental de la misma edad que Artigas, es uno de los pocos militares al servicio del gobierno de Buenos Aires, que pudo entrar alguna vez a La Sierra.
Y cuando los porteños deciden combatir el federalismo artiguista yendo a pelearlo en el Lejano Norte (Arerunguá)
Viana produce un larguísimo informe, donde pueden leerse las siguientes afirmaciones:
La tropa que se designa para esta gran obra son 1.000 hombres.
En La Sierra, la caballada necesaria para que esa fuerza tenga movilidad, son 7.000 caballos.
Dado el caso muy dudoso de que los pueda reunir, es indudable que al poco tiempo de actuar por las sierras de los Arapey, Santa Ana, Guaripitá y Yarao, esa caballada quedará postrada.
El ejército, sin la movilidad necesaria para buscar su subsistencia en aquellos lugares donde escasea sumamente el ganado, estará perdido. Este inconveniente no puede apreciarse en toda su magnitud, si no se lo padece en el lugar. Cuando hay falta de cabalgaduras, no se puede obtener la subsistencia para la tropa.
No debe olvidarse en el cálculo del gobierno, la clase de guerra que es forzoso emprender allí. Son cuerpos que obran en acción combinada, dirigidos por jefes de enorme conocimiento territorial, acostumbrados a la intemperie de los desiertos.
Yo bien considero que es casi imposible una transacción honrosa con Artigas, pero que sin embargo debe tentarse. Los medios que se intentan ahora tienden, en mi concepto, a la ruina de nuestro sistema (hasta aquí, el coronel Viana).
Este informe donde se marcan las diferencias insalvables entre el norte y el sur fue presentado al gobierno de Buenos Aires, 45 días antes de la batalla de Guayabos, en la cual las fuerzas de Artigas deshicieron un ejército porteño de 1.000 hombres que se vio perdido, aislado, impotente, con los caballos postrados, en medio del desierto. No era lo mismo el país de los orientales, que el Lejano Norte.



Segunda verdad



No hay un ejército, hay dos. A la diversidad de los territorios, corresponde una diversa cualidad en las fuerzas militares disponibles: en las guerras de Artigas pelea un ejército oriental gauchesco y una "caballería charrúa"; como la denomina el propio Artigas. Quinientos indios de lanza determinan la diferencia; tienen 4.000 caballos domados de abajo (sin apalear); son jinetes inigualables; y usan otras armas: boleadoras y chuzas de madera, muy diferentes a las afamadas lanzas criollas de caña tacuara.



Tercera verdad



Otra verdad que omite la historia en uso, refiere a la cantidad: No hubo UN Artigas, hubo TRES: Juan Antonio; José Gervasio; y Manuel Artigas, el Caciquillo.
Juan Antonio Artigas fundó Montevideo antes de que llegaran las familias fundadoras en un barquito llamado "Nuestra Señora de la Encina." Se afincó en esta costa con su mujer y cuatro hijas mujeres, cuando lo que sería Montevideo, era una bahía desolada y salvaje.
Tiempo después, hacia 1832, habiéndose formado un villorrio bastante miserable (sin murallas ni soldados) la amenaza de un malón indio sobre Montevideo, se hizo tan ostensible que los moradores desesperados le pidieron auxilio a Buenos Aires, donde estaba Bruno Mauricio de Zavala. Y de allí vinieron dos delegados portadores (si no de armas y pertrechos) de un buen consejo: entren a la campaña, encuentren a los indios y tráiganlos para concertar la paz. Y cuando nadie se ofrecía para cumplir semejante misión, Juan Antonio Artigas se ofreció para ir y fue; y después de varias semanas de ausencia, trajo con él a los caciques charrúas y se hizo la paz.
La documentación referida a esta hazaña tiene fecha cierta (27/2/1832) y luce una prolijidad emocionante.
Por si fuera poco esa misión de supremo peligro debió reiterarse en varias ocasiones, hasta que se construyeron las murallas; y fue Juan Antonio Artigas quien salió una y otra vez: y en todas y cada una de esas circunstancias, los caciques volvieron a confiar en él y se pacificaron las relaciones, sin que el pueblito indefenso, fuera arrasado.
No se trata aquí de atender a la acción pública de José Gervasio que todos conocemos.
Pero es interesante, destacar a Manuel Artigas, que es el tercero que le da gloria a su apellido. El Jefe de los orientales le manda una carta a Manuel Artigas, el Caciquillo, donde firma diciendo : "Tu padre, Artigas"; Manuel Artigas es el cacique más destacado de los charrúas en los tiempos de la revolución; conduce la caballería indígena y con ella logra triunfos decisivos; Artigas escribe, impartiendo órdenes: "auxiliará usted a MI caciquillo".
Pero la historia oficial que estamos enseñando, ni siquiera nombra a Manuel Artigas.
Revisados los documentos publicados, la prueba referida al cacique charrúa resulta abrumadora en cuanto a su acción militar, que abarca diez años y que se desarrolla, indistintamente, contra españoles, porteños y portugueses. Los charrúas determinan que Artigas sea invencible.
No se puede entender que Artigas le llame "el centro de mis recursos" a los potreros de Aregunguá. No se puede entender que desde allí (el corazón del desierto) se haya difundido el federalismo y se haya constituido la Liga federal. No se puede entender nuestra historia, si se prescinde de los indios de lanza y la caballada formidable que aportaron los charrúas desde el primer momento de la lucha armada, hasta su último episodio.



Cuarta verdad



Artigas no fue un contrabandista, sino un integrante de determinada tribu asentada en un lugar determinado: los charrúas de Aregunguá.
Es cierto que arreaba ganado hacia la frontera para negociarlo con los portugueses; y es cierto que ese hecho era tipificado como contrabando.
Pero así como los indios no robaban una vaca, un avestruz o una mulita, cuando cazaban para subsistir, del mismo modo vendían o trocaban animales (caballos o vacas) para obtener los utensilios más necesarios para su mejor subsistencia: frenos y estribos, cuchillos, telas para abrigarse.
Artigas no arreaba vacas con afán de lucro; dirigía una operación de su tribu que es otra cosa. A tal grado es así, que en la peor circunstancia, cuando la guardia fronteriza le tiende uña emboscada y está a punto de detener al famoso "Pepe Artigas, contrabandista vecino de la ciudad de Montevideo", aparecen inesperadamente los guerreros charrúas y contienen a la policía de frontera y matan a varios soldados. Ese ataque inexplicable, cortina la fuga de los arrieros y del ganado que iba a ser vendido en Brasil (Portugal). Este hecho asombroso es ignorado aún en los libros más recientes sobre el tema.
¿Qué refinado señorito virreinal o qué hijo de buena y burguesa familia montevideana podía lograr esa armonía correspondiente a un hermano de tribu (fratria)?
Artigas vivió su juventud, de los 14 a los 32 años, en un lugar donde todavía "el Uruguay y el Plata vivían su salvaje primavera"; vivió en el desierto y al desierto volvió, en su marcha secreta (1814) cuando se hizo desertor. Y fue en medio de La Sierra, que derrotó a los ejércitos y a las ideas centralistas de todas las demás provincias que terminaron componiendo la República Argentina.



Quinta verdad



Artigas fue el mejor oficial de blandengues, realizó operaciones al mando de la policía montada de frontera que nadie pudo igualar; y fue al mismo tiempo el oficial más desobediente. Enviado a La Sierra para combatir a los infieles, defendió en cada ocasión a su tribu charrúa. La prueba de esta extraña disparidad en los procederes, exige un análisis pormenorizado, que pude llevar a cabo y figura en los libros citados (1).



Sexta verdad



Artigas no fue un derrotado como dice la historia en uso, fue un triunfador por partida doble.
1) En los campos de batalla, venció dos veces a los españoles (estableció el primer y el segundo sitio de Montevideo); y venció dos veces al gobierno centralista de Buenos Aires. Sin disparar un tiro, dominó a los dos ejércitos porteños que sitiaban Montevideo, cuando forzó la salida de Manuel de Sarratea (1813).Y dos años después, derrotó completamente al ejército de todas las demás provincias juntas, en Guayabos (1815).
Por si fuera poco, contuvo en La Sierra, la invasión de Portugal, una de las potencias internacionales de esa época. Los portugueses tardaron cuatro años para avanzar los 500 kilómetros que van de la frontera norte a nuestra capital.
2) En el campo de las ideas: Artigas llevó a cabo cuatro revoluciones triunfantes:
a) La revolución americana contra el imperio español.
b) La revolución republicana contra la nobleza, a la manera de EEUU y Francia.
c) La revolución federal, contra las pretensiones centralistas de Buenos Aires.
d) la revolución social, cuando creó en Arerunguá la primer reserva india, por oposición a las reducciones aculturizantes de los españoles.
Nuestros niños merecen conocer toda la verdad sobre Artigas y esa es una obligación del magisterio, el instituto fundador de la Nacionalidad.



(1) "Artigas y su hijo el Caciquillo" y "Artigas y el Lejano Norte"; ed. Fin de Siglo, Montevideo.


Carlos Maggi
El País
8 de octubre de 2000